lunes, 20 de agosto de 2012

El arte de vivir

Si alguna vez me sentí vivo, fue porque hacía magia del día a día; de oler y disfrutar de los aromas que se me presentaron; de sentir la brisa entre mis dedos y mi cabello; de correr y reír hasta el cansancio; de soñar todas las noches y reconstruir tu bello temple en mi rica imaginación; de crear y moldear lo que se encontraba a mi alrededor; de escribir sobre desvelos y sobre como me enamoré de el arte de vivir.

sábado, 11 de agosto de 2012

Luna

Era de noche y búscaba la Luna, para que me guiara como todas las noches lo hacía...
hasta que perdí mi rumbo en el pórtico de una linda morada.

Decidí quedarme a la luz del pórtico. <<Se siente muy bien esa luz, ¡pero como quema!>> pensaba para mi mismo, mientras revoloteaba alrededor para que no se me quemaran las alas.

De repente la luz se apagó y no me quedó más que buscar a mi amiga luna.

Justo cuando me disponía a hacerlo, vi que la casa del pórtico donde estuve revoloteando ahora se encontraba en silencio y una luz de dentro me hizo perder de nuevo el rumbo. Me ví tentado ante la invitación cegadora de otra fuente de calidez amigable; por suerte la ventana del desván estaba entreabierta y mi pequeño cuerpo entró muy a fuerza.

Ya dentro todo se volvió obscuro, entonces activé mis sentidos extrasensoriales y empecé a devorar lo que ahí había. Ropa, revistas, incluso un diario.

Comí cuanto pude y cuando me dipuse a descansar, la luna me avisaba su regreso.

<<¡Luna!, ¡amiga mía!, ¡te había estado buscando!>> le grité, como siempre lo había hecho, y ella, a la distancia, como siempre tan bella. Me dispuse a seguirla cuando una barrera invisible se opuso. Traté y traté pero no podía quitarmela de encima. Mis energías se agotaban... <<¡Oh luna!, ¡no te vayas, por favor!>> grité con todas mis fuerzas... con las fuerzas que me quedaban, y después de eso mis alitas ya no quisieron revolotear.

Me encontré con mis hermanas y hermanos, descansaría al menos junto a ellos.

Desastre Racional

...es así como he decidido llamar a todo aquello que desemboca en un problema existencial... maldito desastre racional que deja que mi cerebro manipule las cosas a su antojo y me brinde problemas donde no los hubo con anterioridad.

Dejemos de lado las típicas preguntas de ¿quién soy? ¿por qué estoy haciendo lo que hago?... no, esto es algo que se anida mucho más adentro, más profundo en nuestros corazones. ¿Qué es lo que hace falta para hacer lo que quiero hacer?. Es una pregunta sencilla (al parecer), pero resulta tan compleja como la propia existencia, no no,que resulta ser la misma complejidad del ser. En este caso me limito a preguntarme a mi mismo (y a mi audiencia anónima) ¿Qué es lo que te limita a hacer las cosas?¿Por qué crees que es un límite?. Si responden a esa pregunta con un "nada es un límite, si te lo propones y te preparas nada es imposible", creanme que en realidad nada de eso es lo que importa, lo que importa es el por qué de crear esos límites.

En mi mente puedo ser tan libre como mi mente me da para imaginar, pero en el mundo real no todo es imaginación. Llega un punto en la vida en la que ya no sabes para donde ir, porque te das cuenta que en realidad no hay un punto al cual ir.

Es por eso y por cosas que desembocan a esa pregunta: metas, sueños, esperanza, amor... que todo se vuelve un caos, y te das cuenta que con solo desear  hacer las cosas no se cumple todo lo que quieres. No se cumple, porque así es de caprichosa la vida. No se cumple porque así son las personas que te rodean. No es así porque el gobierno hace esto y lo otro. No se cumple simplemente porque no se tenía que cumplir... y sin embargo no dejas de hacerlo porque piensas que lo puedes cambiar.

¿Para qué?, para satisfacer tu ego es una posibilidad . Para sobrevivir... es otra respuesta válida. Porque quiero y puedo, haciendo uso de tu límitada realidad. Pero en realidad no se sabe nunca y no quiero saber porque hacemos las cosas que hacemos. Amo lo que hago, lo hago de buena fé y hago lo que puedo para beneficiarme a mi y a los que me rodean, pero cuando asaltan ese tipo de dudas fortuitas simplemente... simplemente es un desastre racional....

miércoles, 8 de agosto de 2012

Alegorías de un Bohemio

Triste, como solo puede serlo un hombre falto de esperanzas en la vida, cruzó dando tumbos aquella taberna llena de gente que pretendía no tener escrúpulos para ser aceptado en una sociedad obscura, otra que simplemente ya no eran gente y otras más, que eran la mayoría, demasiado obtusa para darse cuenta siquiera que estaban vivos.

Aún así, el hombre de harapos finos le pidió al camarero de manera solemne un trago amargo para solventar sus penas. <<Deme una copa de su mejor vino, mi buen amigo, hoy festejo que aún estoy vivo>> dijo, haciendo un ademán muy torpe.

En seguida el camarero le sirvió copiosamente una copa medio sucia, reservada en duda a cualquier pobre diablo que pretende ostentar más de lo que en su miserable vida pueda conseguir jamás. Le llenó poco menos de la mitad,  y con mala gana se la pasó a nuestro protagonista. Sin dudarlo y de un sorbo se bebió el contenido, tosiendo un poco por la mugre que se le había quedado entre los dientes, solo dios sabe siquiera si era mugre.

Acto seguido el camarero levantó la mano en señal del preciado metal con que todos hacen valer sus vidas, cosa que solo se quedó en eso, en una palma vacía. El camarero conocía la rutina, y esta vez era cuestión de salario; el maldito ya lo había hecho tres veces esta semana y tenía que pagar.

Lo sacó entre la muchedumbre que chillaba cual porcino en tiempos de hambre, y todos se inmutaron ante la escena que pasaba en sus narices; incluso golpearon a una de las señoras que intentaba ganarse el pan con los billetes de un ricachón hinibiendo su pudor, cosa que paso desapercibida, ¿quién se levanta a defender a una mujer que ha perdido su dignidad por necesidad?.

Lo sacaron a la calle, le escupieron, lo patearon y palearon hasta que le rompieron las piernas. << ¿Quién te crees que eres, eh?, yo he perdido más que tu y no ahogo mis penas en estupideces como el alcohol>> le gritó el camarero mientras uno de sus secuaces terminaba de romperle los dedos de cada mano.<< No sabes lo que es perder a tu padre, que tu padre no te dijera si te amaba o no... ¡el huyó! ¡me abandonó el desgraciado, todos lo hacen siempre! >>.

Ya medio muerto, el imbécil que suspiraba entrecortadamente por el frío nevado y por la paliza que hacía que sus suspiros se acercaran cada vez más al último, vociferó en un tono melancólico. << Pensé que no me... lo perdonarías... pensé que... no era... suficiente..., perdoname hijo>>.